El capítulo 34 del #libro42195 lo protagoniza Nerea Ruano, exatleta profesional que se inició en el mundo del atletismo a los seis años. A los quince ganó el primer campeonato de España de 600 metros, y pocos años después obtuvo una beca y se pudo dedicar al atletismo de manera profesional. Como en toda vida del deportista, llegó un momento en el que tuvo que decidir entre el trabajo de sus sueños y el atletismo, y aquello lo cambió todo.
«El cambio fue difícil de asimilar. Pasé de levantarme cada día para ir a entrenar, a levantarme para ir a trabajar. Necesitaba plantearme un desafío que me motivara, algo que aliviara mis ansias de correr. Elegí el mayor reto atlético que podía proponerme: correr un maratón»
Hasta ese momento, Nerea nunca había corrido distancias largas. Sus carreras eran de 400 u 800 metros, explosivas y rápidas. Correr tantos kilómetros le costó un esfuerzo inesperado, y se dio cuenta de la increíble dedicación de los runners aficionados.
«Los "campeones anónimos" se merecen un reconocimiento especial: día tras día, le ganan la batalla al cansancio que suponen las duras jornadas de trabajo, tanto dentro como fuera de casa, y encuentran un momento para salir a correr. Se dejan la piel en cada zancada, aparcan el estrés para disfrutar y tienen la mente fija en una ilusión común: sentirse bien. ¡Un aplauso para todos ellos, se lo merecen!»
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